Madrid

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Manual de Okupación

 

0. Presentación

Este manual pretende acercar la okupación a toda persona interesada en salir del mercado inmobiliario y disfrutar de un espacio digno sin pagar ni un duro a quienes tratan de robarnos la vida cada día. Lo que cada cual haga con esta información será juzgado únicamente por su conciencia —y, en su caso, por un tribunal—; sin embargo, desde el equipo de redacción de este manual hacemos un llamamiento a la solidaridad de las personas que quieran okupar —o ya lo estén haciendo— para que apoyen a lxs compañerxs cercanxs que puedan necesitar ayuda.

La información que a continuación se ofrece es fruto de nuestra experiencia e investigación, pero en ningún caso se trata de un tratado de okupación. Hay multitud de personas con experiencia y con otras opiniones y visiones sobre los mismos temas; por tanto, nuestras propuestas son sólo algunas de las posibles dentro de la experiencia colectiva acumulada en esta parte del mundo. Para completar este texto hemos recabado distintos testimonios de casos reales, los cuales aparecerán en cursiva a lo largo del manual y cuyos protagonistas, por razones obvias, no serán nombrados.

Por último, nos gustaría citar el Manual de Okupación de Casas Viejas (Centro Social Okupado de Sevilla) y el de Bulegoa Okupazioa (Oficina de Okupación de Bilbo), pues nos sirvieron de guía para comenzar este trabajo, y agradecer el esfuerzo de lxs compañerxs por currarse esos pedazo de textos.

1. Introducción

1.    Así están las cosas

Las cifras hablan por sí solas, en este momento existen más de TRES MILLONES de viviendas vacías en todo el Estado, según el último censo de 2001. De ellas, 306.556 corresponden a la Comunidad de Madrid, lo que supone prácticamente el 10% del total. Dentro de la Comunidad, la ciudad de Madrid está a la cabeza con 178.377 viviendas vacías, le siguen Móstoles (7.690), Alcalá de Henares (7.518), Alcorcón (6.946), Fuenlabrada (5.634) y Las Rozas (5.606). Dentro de la capital, por distritos destaca el alto porcentaje de viviendas vacías en el centro (24%). A estos datos podemos contrastar las 30.000 personas que se calcula viven actualmente en las calles de todo el Estado. El cálculo es sencillo: existen 100 viviendas por cada persona sin hogar. Estos números pueden servir como referencia, pero aún así deja fuera a las millones de personas que, aún teniendo un techo, tratan de sobrevivir en el campo de batalla que supone nuestro sistema económico, que exprime como limones a la mayoría para enriquecer a una minoría.

La renta per cápita en Madrid provincia —es decir, lo que gana unx madrileñx en un año— es de 34.000 €. Si hacéis una pequeña estadística sobre vuestro entorno, podéis llegar a la misma cuestión que nosotrxs nos planteamos: ¿cómo se reparte la riqueza para que pueda darse semejante renta media? La respuesta es sencilla, pues la inmensa mayoría cobra menos de esa cantidad, y, dentro de este grupo, una parte muy importante está por debajo de los 1.000 € mensuales, por lo que, lógicamente, tiene que haber un pequeño grupo que haga subir la media. La estadística se obtiene mediante ingresos declarados, si contamos con las miles de personas currando sin contrato por debajo de los 1.000 € más las ganancias no declaradas de lxs grandes y medianxs empresarixs la desigualdad se hace aún más escalofriante.

Estos datos macroscópicos son interesantes, pero ahora bajemos la mirada a ras de suelo. ¿Cuánta gente conocemos que las pase canutas para llegar a fin de mes? Y aún más, nos preguntamos: ¿es justo que tengamos que hipotecar nuestra existencia en trabajos indignos, —si es que podemos aceptar el concepto de trabajo asalariado digno—, mientras unxs pocos se enriquecen a nuestra costa, tanto explotándonos directamente en lo laboral como en lo que nos sacan por vivir en sus casas?

Quizá podamos pensar que las administraciones públicas ya emprenden proyectos para solucionar la situación de dificultad en el acceso a la vivienda. Veamos algunos ejemplos. El Plan de Ayuda a la Emancipación del Ministerio de Vivienda, en primer lugar deja fuera a las personas de más de 30 años, y, en segundo, exige como requisito poseer un contrato laboral de al menos 6 meses. Si pensamos que, aunque parezca mentira, existen personas con más de 30 años con dificultades para acceder a una vivienda, y que con la llamada flexibilidad del mercado laboral —como ahora les ha dado por llamarlo— miles de curritxs tienen contratos temporales (cuando los tienen), nos queda una “ayuda” que no repercute precisamente en quienes más lo necesitan. Por no hablar de las Viviendas de Protección Oficial, para las que es necesario contar con una nómina mínima y una estabilidad laboral, requisitos prohibitivos para la gran mayoría de potenciales candidatxs a optar a una de estas viviendas.

En cuanto a los espacios sociales y políticos autogestionados, la situación es muy parecida, dado que, aún en el caso de considerar el alquiler o la compra de espacios para desarrollar actividades de este tipo, los precios lo hacen inasumible para la mayoría de colectivos sin subvenciones.

2. La postura de los autores ante esta situación

Nuestra postura ante esta situación no pasa por la reivindicación de mejoras en las condiciones de acceso a la vivienda o la intervención de los poderes públicos para obtener ayudas o regulación del mercado inmobiliario. Consideramos que la acción del poder político no es más que el reflejo de los intereses de las empresas inmobiliarias y constructoras y los del propio Poder, ya que las medidas tomadas para resolver esta penosa situación no son más que botes de humo lanzados con la intención de crearse una imagen de falsa solidaridad con lxs desfavorecidxs y simular que pretenden amortiguar las desigualdades sociales.

Las oficinas de okupación pretenden difundir esta práctica como herramienta revolucionaria que permita a las personas proporcionarse por sus propios medios un lugar digno donde vivir y desarrollar proyectos que partan de la autogestión, demostrando así a los poderosos que no les necesitamos. La legitimidad de la okupación tiene muy distintos enfoques, dado que se trata sólo de una práctica, y son las personas que la llevan a cabo quienes deciden el sentido de ésta. La expropiación temporal se fundamenta, entre otras razones, en la ilegitimidad de la propiedad entendida por su valor de cambio y no por su valor de uso. En otras palabras, la propiedad de un inmueble que se encuentra abandonado a la espera del momento oportuno para obtener el máximo beneficio es un lujo en una sociedad en la que millones de personas se dejan la vida en el trabajo para poder pagar los desorbitados precios de un mercado inflado por la especulación del ladrillo.

Este manual no pretende en modo alguno ser la única referencia de la okupación en Madrid, puesto que ésta es tan antigua como la Humanidad, y expertxs hay tantxs como personas que okupan. Nuestra intención es difundir y socializar el conocimiento acumulado, así como prestar asesoramiento técnico a los grupos o personas individuales que se decidan a okupar. Desde el nacimiento de las oficinas de okupación, en Inglaterra y Holanda durante la década de los 70, éstas han proliferado en distintas ciudades y han realizado a lo largo de décadas una importante tarea de asesoría y apoyo. En Madrid, las distintas oficinas existentes han establecido horarios de atención en algunos centros sociales okupados para dar este mismo servicio a las personas interesadas. Podéis obtener más información en la página www.okupatutambien.net

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